
POR ARIEL VILCHIS
Sin duda la política es el arte de lo posible y el mejor ejemplo de ello es lo que sucede en el ISSSTE de Baja California Sur donde fue nombrado subdelegado de administración un activista social, escritor y director de teatro. Un espectáculo que es una bofetada de realidad para los derechohabientes de ese instituto de salud.
El nombramiento de Arturo Morell Barragán como subdelegado del ISSSTE en BCS es síntoma de una crisis institucional, de lo contrario, no puede entenderse lo que hace un activista social al frente de una institución que requiere de eficiencia en licitaciones, mantenimiento de equipos médicos y suministro farmacéutico, y no un experto en festivales o puestas en escena teatrales.
Hay que ser claros, la administración de un sistema de salud exige supervisión técnica, conocimiento de logística médica, planeación financiera y capacidad para enfrentar emergencias sanitarias. Es evidente que Morell Barragán carece de lo anterior.

Y la muestra no la encontramos tan lejos, en ninguna parte de su experiencia laboral se encuentra alguna evidencia de que Arturo Morell tenga pertenencia en la gestión hospitalaria. Por el contrario, sí se observa un vacío de poder al interior del ISSSTE de BCS que expone un problema de fondo y que se traduce en deficiencias reales en la atención médica.
El Hospital General de La Paz es el reflejo de esa tierra sin ley en la que se ha convertido el ISSSTE: sin insumos básicos, equipo esencial inservible como el Tomógrafo, traslado médico aéreo deficiente que pone en riesgo la vida de pacientes graves. Por otra parte, un hospital valuado en 700 millones en CSL que no opera plenamente, sin atención en las clínicas ni comunicación con los sindicatos.
Lo más preocupante es que esta improvisación está llevando al ISSSTE a una crisis que no se resuelve con discursos ni nombramientos simbólicos, la designación de Arturo Morell al frente de esa institución de salud puede tener consecuencias mortales.
Los derechohabientes del ISSSTE no necesitan un director de teatro al frente de su seguridad social sino un administrador con experiencia, capacidad técnica y compromiso real. Si esto fuera una obra de teatro griega sería una tragicomedia y, sin embargo, es la cruda realidad.
Ya veremos que sucede, es mi opinión, al tiempo…