POR ARIEL VILCHIS

Francamente nadie puede decirse engañado cada vez que el dirigente estatal del PAN Rigoberto Mares hace alguna declaración. Agazapado en la sombra de lo que fue, su voz no es la autorizada, no tiene calidad moral pues lo que declara siempre tendrá el estigma de un pasado que se resiste a perder los privilegios que alguna vez gozó. Así que cada palabra que pronuncia es cuestionable. 

El dirigente de lo que queda del viejo régimen continúa con su falta retórica y verborrea de que todo está mal y declara, porque le encanta hacer declaraciones pero, hasta ahora, ninguna denuncia legal. Ahora el tema fue la reciente conferencia del Procurador del Estado donde informó sobre los avances de una investigación referente a la colocación de mantas en distintos puntos de la entidad. 

Los dichos por Mares, quien señala infiltraciones del crimen en el gobierno, solo se pueden calificar de golpeteo que busca sembrar miedo, una narrativa del caos que solo existe en su mente obtusa. Sigue buscando reflectores en declaraciones vanas ya que su falta de trabajo y liderazgo al interior del PAN no se los dan. 

Es cierto que la crítica puede ser una verdadera arma para la oposición, sin embargo, el dirigente panista raya en lo absurdo; solo malabares discursivos dentro de una realidad que se estrella en el rostro de Rigoberto Mares cada vez que las filas panistas se adelgazan o que se cuestiona su democracia interna. 

Si  lo que realmente le importa es la verdad, debería de autocriticarse pues, en este momento, el peor adversario político de los cuadros panistas es el propio dirigente Rigoberto Mares. 

Ya veremos qué sucede, es mi opinión, al tiempo…