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Por Alejandro Barañano

Está visto que la todavía cabecilla estatal del Partido Revolucionario Institucional, Gabriela Cisneros Ruíz,  simplemente le ha dado por nadar de muertito, pues no hace nada de lo que ofrendó solemnemente en favor del instituto tricolor.

Así, se percibe que lo único que quiere es irse con su plurinominal bajo el brazo a ocupar un escaño en el Congreso de la Unión, y por obviedad, dejar prueba fehaciente de su total carencia de dirección y liderazgo, ello y a pesar que los militantes piden a gritos resurgir y emendar los múltiples errores que la protegida de Isaías González Cuevas ha venido cometiendo desde aquel domingo 20 de agosto del año 2017, día en que de manera socarrona dijo: “Queremos trabajar sumándonos, no queremos dividirnos, las voluntades son las que se están sumando aquí y estamos con una sola camiseta que es el PRI”.

Este pésimo actuar hasta ahora denostado por Gabriela Cisneros Ruíz,  simple y sencillamente ha generado incertidumbre total, y esto puede repercutir en el PRI de tal modo -como está sucediendo- pues no hay una organización ni un trabajo que identifique su labor como lideresa que dice ser, y peor aún, cuando ni tan siquiera abandera alguna causa, pues todo lo hecho ha resultado una pérdida de tiempo que no se recupera y que los priistas lo pagarán caro, por decir lo menos.

En los recientes días, el éxodo de algunos priistas al Movimiento de Regeneración Nacional y al Partido Acción Nacional le han pasado de noche a Gabriela Cisneros, ha mostrado no  preocuparle la situación, y con decir que no eran priistas de cepa –como lo asegura ella-  sino que por conveniencia y frustración fue que le abrieron la puerta al PAN y otros hicieron lo mismo con MORENA.

Pero tal parece que la única miope es la disque guía del PRI en la entidad, pues al añejo partido le falta dirección y eso es lo que ha provocado la falta de cohesión, derivado claro, por la carencia de una visión de un verdadero plan de trabajo y que fue lo que provocó la dispersión y el descontento.

Son muchos, pero muchos más que los que cree Gabriela Cisneros quienes reprochan que en el PRI urge una dirigencia que esté a la altura de las necesidades del instituto político y de la sociedad, y que urge para ser de una vez por todas un verdadero contrapeso del Partido Acción Nacional, ya que los albicelestes tienen el control de prácticamente todo el estado, de los cinco municipios y del Congreso, por lo que se necesita una directriz que los guie a buen puerto, pero está visto que la mujer impuesta por la CROC es la menos indicada para esto, pues su falta de liderazgo tiene totalmente desestabilizado a la franquicia tricolor.

Lo irónico todo esto es que el 27 de abril del año 2016, las huestes afines a Isaías González Cuevas, fijaron su postura en contra de la entonces dirigencia estatal que encabezada Edmundo Salgado Cota, arguyendo que el PRI era inoperante, que estaba en suelo y había dejado mucho qué desear, esto además de dejar entrever que no había transparencia alguna en la aplicación de los recursos.

Textual reproduciré algo que se señaló aquel día: “Estamos en contra de los actuales entes que están dirigiendo el partido, deja mucho que desear su actuación, es un partido inoperante, que está en el suelo y no dejan que otra gente pueda venir a rescatarlo. Es una lástima que nos cataloguen a todos nosotros como unos divisionistas, cuando únicamente les molesta es que estamos señalando las cosas malas que están haciendo. Si estas personas siguen manejando el partido, seguramente vamos a tener otros 16 años más en el ostracismos, y vamos a tener otras derrotas”.

Ojo, eso se vociferó hace poco más de dos años atrás. ¿Pero recuerda en voz de quién? Pues ni más ni menos que del dirigente estatal de la CROC, Esteban Vargas Juárez. ¡Quihubole!

Pero ahí no paró la cosa, pues en aquellos ayeres tuvieron además la desfachatez quienes hoy en día apadrinan y protegen a Gabriela Cisneros Ruíz de decir que: “Con el actuar del actual Presidente del partido no vamos a ningún lado, vamos otra vez a una derrota; hay un dicho que reza que candidato pone presidente, ya no hay candidato, ya se acabó el proceso electoral y tenemos que hacer una renovación urgente de la presidencia del PRI para recuperar los espacios en la próxima elección. Yo pienso –dijo Esteban Vargas Juárez- que la permanencia de Edmundo Salgado Cota desde mi punto de ver pudo haber seguido, pero vemos que desgraciadamente no he hecho nada por movilizar el partido”.

Y ahora: ¿Qué dirán de su escudada y tutelada que se ha convertido en todo un lastre para el PRI? ¿Acaso no ven venir la derrota de nueva cuenta con el lastimero actuar de la socorrida presidenta que impusieron hace diez meses atrás? ¿Qué opinión les merece la inmovilidad que hay en el PRI? ¿Van a permitir que siga en el ostracismo el tricolor gracias a la falta de liderazgo de su cobijada dirigente? ¿O acaso todo ese ramplón teatro fue para que el octogenario de Isaías González Cuevas y la timorata de Gabriela Cisneros Ruíz se salieran con la suya y se apoderarán del par de candidaturas  plurinominales, las cuales debían ser ocupadas por priistas a toda prueba?

Debo reconocer que Esteban Vargas Juárez, ese personero del viejo Isaías, debería dedicarse de vidente, médium, vaticinador o agorero, pues hace dos años puntualizó: “Si estas personas siguen manejando el partido, seguramente vamos a tener más años en el ostracismos, y vamos a tener otras derrotas”; y como no quiero que el nigromante croquista me eche la suerte, mejor quien esto escribe seguirá BALCONEANDO. . .