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Por Ariel Vilchis

Como delegado de Cabo San Lucas, el doctor Ernesto Ibarra Montoya solapó, incentivó y se aprovechó  de las invasiones en dicha delegación municipal. El gran negocio de las invasiones permitieron al galeno escalar en la política Cabeña usufructuando la necesidad de  cientos de familias que llegaron al puerto en busca de trabajo en el ramo turístico o de la construcción, que con tal de contar con un pedazo de tierra donde vivir, cayeron en las garras de vividores de la política que más que buscar el bien colectivo se enriquecieron a costa de lucrar con las necesidades más básicas del ser humano.

La historia  señala al doctor Ibarra Montoya con una estrecha relación con el grupo de políticos corruptos  que tuvieron secuestrado el municipio de Los Cabos por más de 15 años, los hermanos Agundez Montaño (Narciso y José Antonio) así como a  personas que han encabezado invasiones de tierra tanto en Cabo San Lucas como San José del Cabo  en colonias como Tierra y Libertad, Caribe o el Vado de Santa Rosa por citar algunos ejemplos. Por cierto,  algunas de estas colonias afectadas por los fenómenos naturales donde hubo cuantiosas pérdidas materiales e irreparables pérdidas humanas, dada la ubicación geográfica de las mencionadas colonias por encontrarse en zonas de arroyos.

Aun con todo lo anterior, el diputado federal Ernesto Ibarra pretende continuar aprovechándose de la necesidad de familias de escasos recursos, seguir lucrando económica y políticamente con el tema de la invasión de terrenos, negocio que conoce bien ya que por años ha sido una de las fuentes de financiamiento económico y electoral del grupo que encabezan los hermanos Agundez Montaño.

Por eso no es de extrañar que la empresa Los Zalates de Los Cabos, S.A. de  C.V. levante la voz exhibiendo a Ernesto Ibarra  Montoya como un político corrupto, que careciendo de toda ética profesional,  en una intentona de apoderarse de un predio de 450 hectáreas, propiedad legalmente adquirida por la empresa, intenta engañar a familias necesitadas de un lugar para vivir a cambio de favores electorales, ya que es de todos conocido que el galeno aspira y suspira por la alcaldía cabeña y no conoce otra forma de captar adeptos, simpatizantes, que la de ofrecer terrenos, una propiedad, sin importar que no sean suyos.

Si la empresa inmobiliaria Los Zalates de Los Cabos, S.A. Proyecta ofrecer vivienda para 25,000 familias lo  equivalente a 100,000 habitantes.  Seguramente los números para los hermanos Agundez, como para Ibarra Montoya representan una fuente de financiamiento ilimitada si se toma en cuenta que en las invasiones de  las colonias Caribe o Vado de Santa Rosa su antiguo colega y colaborador, invasor de terrenos Julián Hernández Magallon (alias “El Chino”) fué señalado de cobrar por servicios de agua, luz, renta de terreno, incluso seguridad.

Así las cosas con el diputado Ernesto Ibarra  alias el Dorian Grey, quien aún no termina de salir del escándalo del auto atentado de su escota, del selfie gate  de leche y pantimedias; cuando es acusado por la empresa Los Zalates de Los Cabos, S.A. de promover  la invasión de tierras para beneficio propio, y así pretende ser alcalde de Los Cabos.

Momento extraordinario para las autoridades estatales de poner un alto a los autores intelectuales de las invasiones en el municipio de Los Cabos y de mandar una señal de que no se permitirán más, de darle certidumbre a los inversores inmobiliarios y de juzgar y encerrar en prisión a quienes se han hecho millonarios con el negocio del despojo en Los Cabos. El actuar del doctor Ibarra Montoya no puede quedar impune.

El diputado Ernesto Ibarra también ha sido cuestionado sobre su interés por desestabilizar a la actual administración municipal sin lograr su objetivo, y nos comentan que, como lo hiciera en el 2011 cuando buscó ser candidato a diputado por el PRD en el distrito VIII y en su afán de buscar la  alcaldía cabeña, ya ha tendido puentes con rojos, verdes y tricolores. ¿Así como? ¿Quién se animará a fichar en sus filas a tan cuestionado personaje?  Es mi opinión, al tiempo…

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